La promesa de que habrá una resurrección terrenal no debería parecer demasiado difícil de creer (Zacarías 8:6). En su día, también tuvo que ser difícil de creer el anuncio que hicieron Amós y Miqueas de que el pueblo de Dios regresaría del exilio. Pero sabemos que se cumplió (Amós 9:14, 15; Miqueas 2:12; 4:1-7). A su regreso, los judíos dijeron: “Nos pusimos como los que estaban soñando. En aquel tiempo nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de clamor gozoso. [...] Jehová ha hecho una cosa grande en lo que ha hecho con nosotros. Nos hemos puesto gozosos” (Salmo 126:1-3). Esos mismos son los sentimientos que usted tendrá en el nuevo mundo cuando reciba “una bendición hasta que no haya más carencia”.
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